TIPOS DE CAPTACIÓN SEGÚN LA DISTRIBUCIÓN DEL SISTEMA COLECTOR DEL TERRENO
Según la distribución del sistema de colector del terreno se pueden clasificar en sistemas abiertos o cerrados, y entre los cerrados se distinguen en colectores de configuración horizontal y colectores en configuración vertical.
Colectores en configuración vertical
Este tipo de sistemas asegura más aún la estabilidad de la temperatura del foco frío, ya que la profundiza más abajo de la zona influenciada por los cambios de temperatura externos. Por otra
parte, el sondeo vertical asegura que haya suficiente superficie de intercambio. Como cifra estimativa, recuperan del orden de 50 W por metro de sondeo. Suelen alcanzar profundidades entre 50 y 150
m.
Normalmente, este tipo de sondeos geotérmicos consiste en varias perforaciones verticales entubadas habitualmente sólo en sus primeros metros para mantener la estabilidad y menos cuanto más
consistencia tenga el terreno, en las que se introducen los tubos colectores, generalmente en polietileno. Para mejorar la transmisión de calor a los tubos y aumentar la consistencia, la perforación
se rellena con algún material que debe tener la permeabilidad suficiente como para permitir la circulación de aguas de filtraciones o freática. Materiales típicos de relleno son las gravas y las
bentonitas.
Colectores en configuración horizontal
Normalmente enterrados a poca profundidad, entre 60 cm y 1,2 m bajo la superficie. Son los sistemas más sencillos de instalar. En este tipo de sistemas el mecanismo más importante para renovar la temperatura del terreno es la radiación solar, por lo que no se debe construir nada encima de la superficie bajo la que estén los colectores. Requieren, por tanto, un mayor uso del terreno. Como cifra aproximada, recuperan del orden de 30 W por m2 de terreno y de 10 a 15 W por metro de tubo.
Sistemas Abiertos
Normalmente asociados a fuentes de agua subterráneas. General mente se necesitan dos pozos, uno de extracción y otro de inyección, separados una distancia suficiente como para no afectarse. Se requiere una permeabilidad suficiente para poder extraer un caudal adecuado con poca subsidencia y buena calidad de agua para evitar corrosión, atascos y desgaste de tuberías.